jueves, 11 de octubre de 2012

Londres. No, no nos cansamos. (día 13)

Hoy era el último día en la ciudad. Bueno, técnicamente nos queda mañana, pero nos vamos a las nueve y cuarto, realmente el último día era hoy. Así que, como comprenderéis teníamos mil planes e ideas para hacer cosas. Cosas que uno va posponiendo. Quizás mañana haga mejor tiempo, esperemos a que llueva porque hoy hace bueno, eso quizás otro día que hoy hay que cargar con las cosas... Esta ciudad nos apasiona y tiene cosas para hacer (mientras te quede dinero) para mucho mucho tiempo. Tras pensarlo un poco decidimos pasar la mañana paseando por la City.


Así que salimos del apartamento, hicimos una paradita en el puesto de fruta y cogimos el metro hasta nuestra primera parada, Barbican. Desde ahí, paramos en un Pret a Manger a por un sandwich y un croissant de chocolate y nos fuimos a tomarlo en nuestro primer objetivo: la iglesia de St Batolomew the Great. La iglesia es una de esas joyas escondidas. No está en ninguna calle principal y, de hecho, hay que sabere donde está exactamente para encontrarla. Delante de la puerta principal un pequeño parque con bancos y arboles. Desayunamos allí disfrutando del sol que hacía hoy por la mañana como algunos otros habitantes de la City. Una vez satisfechos entramos. Aviso a navegantes, en Londres se paga en las iglesias por todo lo que no sea entrar a rezar o a misa. En teoría el estado no suelta dinero a la iglesia anglicana, con lo que se financia a su manera y no me parece mal en absoluto. Lo jorobado es como cuando en España se cobra por entrar cuando pagamos y bien pagamos con nuestro dinero a la iglesia.

 
En fin, disertaciones a parte, aflojamos cuatro libras por cabeza por la entrada más una libra adicional por el permiso para hacer fotos. La iglesia es muy conocida porque ha salido en muchas películas. Por poner unos ejemplos concocidos Robin Hood (1991), Cuatro bodas y un funeral (1994), Shekespeare in love (1998), Sherlock Holmes (2009). El señor que nos cobró las entradas estaba muy orgulloso de ello y nos contó un poco por encima la historia del edificio y de las películas que se rodaron allí. De hecho en la propia iglesia tienen un listado de las películas con fotos de la localización en las mismas. Paseamos por la iglesia y es realmente bonita. Es, además, una reliquia. Casi todo el Londres medieval ardió en el gran incendio que asoló la ciudad en 1666. Sin embargo esta iglesia sobrevivió y fue fundada en 1123. Es realmente bonita y nos quedamos un rato paseando por ella. Tiene historias muy curiosas. En un ala de la iglesia tuvo durante un año su imprenta Benjamin Franklin. Además la luz del día acompañaba mucho a la visita del templo. Altamente recomendable, la verdad. Antes de irnos el señor de la entrada nos dijo si habíamos visto las fotos de las películas que tenía expuestas y nos dijo que se iban a estrenar dos películas más rodadas allí The Counselor (con Cameron Diaz y Ridley Scot) y el remake de Gambit.


De allí empezamos a caminar sin rumbo por la City. Es increible la cantidad de sitios sin turistas que tiene esta zona. Todo el mundo que viene aquí se concentra en Bank, Tower of London y St Paul y la City tiene mil zonas interesantes que ver. Nosotros dimos vueltas, nos metimos en pequeños parques, atravesamos callejones, encontramos estatuas y bustos en placitas delante de edificios de oficinas y observamos a la gente de la City. Es curioso que vimos muy pocas mujeres en la calle y los hombres de mediana edad parecían estar en muy buena forma. Dando vueltas encontramos el City Town Hall. Lo que viene siendo el ayuntamiento de la City, que no tienen nada que ver con el ayuntamiento de Londres (que es ese edificio moderno que hay cerca del puente de la Torre). La City es una ciudad dentro de la ciudad de Londres. De hecho la reina de Inglaterra tiene que pedir permiso al alcalde de la City para poder entrar en ella. Todo esto en una pomposa ceremonia. Recomiendo ver este video donde lo explican todo muy bien y podréis alucinar un poco (en inglés, aviso). El edificio, mezcla de modernidad y tradición, es muy muy bonito. Es increible para nuestro gusto como en la City han sabido conjugar lo viejo con lo moderno y como conjuga a las mil maravillas una iglesia medieval al lado de un edificio de cristal y hormigón. Nada de eso parece extraño aquí y resulta sorprendente. Seguimos andando y acabamos en Bank, donde nos quedamos un rato viendo la bolsa y el Bank of England. Allí ya algo cansados cogimos un bus, que nos llevó hasta el Temple.


El Temple es otro sitio un tanto alejado de las miradas de la mayor parte de los turistas. Es una zona, relativamente cercana a Trafalgar Square, que es privada y se cierra a partir de determinada hora de la tarde. Es una zona de pequeños edificios, jardines y hasta una iglesia que pertenece a uno de los mayores enemigos de la paz, la cordialidad y la buena fe de la raza humana: los abogados. Allí trabajan muchos abogados de Londres que ves ir de un despacho a otro cargados de documentos. La iglesia es famosa porque se habla de ellas en varias novelas sobre los templarios. La pena es que cierra al mediodía así que no pudimos entrar en ella y lo realmente interesante es el interior, por su simbología. En fin, para otro viaje será. De allí paseamos Strand abajo, alucinando con el edificio de los juzgados de Londres, Royal Courts of Justice. Acojonante. Desde allí ya giramos hasta Covent Garden para poder hacer compras de última hora.


En Covent Garden paramos a comer. Acabamos comiendo en un griego bastante decente. El restaurante tenía un menú estupendo de pequeños platos. A Bea no le apetecía pensar así que se pilló un menú de comida consistente en hummus, un dip de bacalao, un arroz y unas empanadillas de espinaca con queso feta. Yo no tenía mucha hambre así que tomé un poco de pulpo a la parrilla y un tabulé que tenía muchísimo más perejil que tomate, cosa curiosa. Llenos como ceporros salimos a caminar de pequeña tienda en pequeña tienda. es una zona muy muy agradable y la concentración de tiendas ayuda a no caminar mucho. Además no es Oxford St, donde uno casi no puede caminar sin chocar con la gente, si no que hay muchas pequeñas calles con no demasiada gente donde uno puede pasear y entrar a comprar sin sentirse agobiado. Eso sí, la zona del mercado está a rebosar, pero Covent Garden no es solo el mercado, hacedme caso. La gracia de Londres son las pequeñas tiendas y el ver hacia donde va la moda.


Desde allí cogimos un bus y nos fuimos a "saludar" al Big Ben, por aquello de no irnos de la ciudad sin haber pasado por el parlamento y aledaños. Tras la visita de rigor cogimos otro bus hacia Picadilly, para hacere un par de compras pendientes en Lylly Whites, la cual por cierto acabo de descubrir que hace envíos a España, así que os dejo la web aquí por si os interesa. Allí ya se acabaron finalmente las fuerzas, así que nos cogimos un bus y nos fuimos al apartamento a ver si sacábamos fuerzas para ir a cenar. La cuestión es que había que hacer las maletas y no apetecía mucho bajar así que decidimos dejar lo de la cena y bajé al Tesco a por un par de sandwiches, un smoothie y cenamos viendo la tele en el apartamento. En fin, la parte londinense del viaje se acaba, queda todavía la vuelta y un par de días de aventura francesa. ¡Buenas noches!


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